La era de Acuario

Yo quería una vida de escritor de buhardilla. Bueno. Les cuento que las buhardillas, a esta edad, hacen mal al nervio ciático. Tengo un espacio de altura normal y miro la buhardilla de enfrente. Me va bien.
Las bitácoras se han hecho para registrar lo que nos va pasando y cada tanto los queridos, queridísimos lectores me pinchan con el dedito y me preguntan por este blog. Quieren más actualizaciones. Y yo a veces siento que no puedo hacerles esto. Créanme, hay meses en los que no necesitan más Chuca en tiempo real. No se los recomiendo. Por eso en Champawat vamos con un ligero retardo, porque esta vecina necesita este ratito de reflexión a toro pasado. Pero allá vamos.
Febrero es el mes de los acuarianos, ese ballet de locos maravillosos a quienes adoro y colecciono con fruición.
También es el de los piscianos, esa otra especie a la que profeso un respeto pétreo, primitivo y fundamental, porque tengo en mi vida a dos piscianos cual dos columnas sobre las que se asienta mi mundo, plano como una moneda, non plus ultra. Pero el tema Piscis es inabarcable y no nos ocupa ahora mismo.
La era de Acuario, entonces. Sepan que febrero me zarandeó cual ola atlántica, me centrifugó, me revolcó, me dejó culo para arriba en la orilla, con la bikini llena de arena gruesa, las rodillas raspadas y el pecho arañado como después de pasar demasiadas horas sobre un barrenador de telgopor (o tergopol, ¿porque deriva de poliuretano etc.? Alguien debería confirmarme este dato. No se puede vivir colgando de google, no se puede, antes no lo hacíamos así. Yo soy vintage. Déjenme en paz que todavía no encontré la parte de arriba del bikini).
El bikini, la bikini. La explosión del atolón, eso fue febrero.
Y a mí me importan las palabras, saben. Me importa ponerlas en orden, que suenen más o menos bien, que digan lo que deben. Me importa que me las digan, de frente o al oído, me alegra recibirlas en mails que parecen cartas, cargados, como el buen té. Me tranquiliza que lleguen anunciadas por un tritono, el flagelo de nuestra época. Vivo con el deseo ingenuo, el anhelo de juntar unas cuantas en páginas que valgan la pena, y febrero también fue eso. Un baile de palabras propias y ajenas, de pausas y silencios y tecleos y borrones en el papel.
Espero que la inundación de febrero vuelva en papel mojado, pero mojado por cosas que más o menos nos convenzan. Como decía la Blixen, aquello que todo lo cura, el agua salada: las lágrimas, el sudor, el agua del mar.
Seguimos aquí, mojando el papel. Escribiendo con todo el lujo al que puedo aspirar y que le agradezco al mes de marzo: una mesa firme, una silla cómoda, la luz de una ventana con balcón (desde donde hacer gestos espléndidos, ¡sí!).
Sin más demora, la lista de febrero, en su versión amable. Porque es lo único que tengo en este momento que vale la pena compartir.

– bibliotecas adoptivas y majestuosas más allá de lo imaginable
– el viento del río al cruzar un puente, y no poder evitar pensar en Alina Reyes.
– un trozo de empanada gallega tan cara como un menú degustación fifí
– cantidades industriales de chocolate y cocacola
– un balcón al sol, con mecedora y manta
– un sofá muy largo
– conectar barrios con líneas de puntos en mi cabeza, constantemente
– tabaco y vermú de grifo
– la luna sobre Little Manhattan
– un gutbucket, o cómo hacer música con una palangana, un palo de escoba y una cuerda de tender la ropa.
– lo que encierra el color magenta
– poesía a gritos
– croquetas de lacón
– la dolorosa batalla entre la música de siempre y la música nueva
– tortilla estofada, el concepto
– bautizar uno a uno a los monstruos que aparecen cuando cae el sol
– mucha madera, como para construir La balsa
– muchos cafés con leche sustanciosos vs el peor cortado de mi vida (ese que no me importó)
– cúpulas y torretas y buhardillas
– salchichas de Baviera vs Bratwurst
– conciertos salvavidas
– un sillón de cuero con vista a plátanos y fuentes
– un puñado de amigos nuevos que sacuden mi misantropía y me devuelven la fe en el arte de la conversación
– un puñado de amigos de siempre que se yerguen en toda su estatura y a quienes hay que vitorear con bombo, platillo, corneta, banderín, gorro, bandera, vincha
– el clima seco y el agua sin cal y su influencia sobre los cuidados cosméticos de las señoras premenopáusicas
– la calma en los bolsillos interiores de la ciudad
– el lugar donde se esconde la voz cuando no se usa
– gloria y loor al encargado de la emisión de cielos constantemente perfectos
– la convicción de que todo el mundo huele al mismo suavizante color azul
– tantas películas en versión original que hay que agendarlas y racionarse
– Virxilio Viéitez, o niñas de luto con el flequillo cortado a mordiscones, criatura de comunión posando entre las berzas, novia enjuta en balcón sin baranda como si estuviera caminando por la plancha
– el cálculo topográfico de la distancia más corta a un abrazo
– volverse dragón, volverse repollo blando, volverse del revés, volver a armarse, volver a verse

Marco Vigo, Virxilio Vieitez,

Foto por Virxilio Viéitez.

Menú fermentado en Formentor y otros puntos del camino

 

De entrante:

  • zapallitos grillados con ajo y albahaca dulce
  • queso scamorza
  • paté de zanahorias y castaña de caju
  • silencio mental cuando lo necesario es hablar del silencio
  • conversaciones sobre sexo cuando lo necesario es practicarlo
  • la certeza de que ya se ha practicado bastante
  • ensayos generales para una farsa más

 

Seguimos con:

  • señores extranjeros que estudian la historia del siglo pasado y necesitan un aventón a este siglo
  • trabajos de parto relatados por whatsapp
  • un hostal de montaña en China donde dejan las botellas de cerveza sin abrir en la mesa de los clientes
  • el truco chino para abrir botellas
  • señores moderadores enamorados de su propia voz y que sumen al respetable público en un sopor infinito
  • señoras con cabellera infernal y adornos angélicos, con miradas que dicen más que toda la Enciclopedia Británica
  • un rincón en una glorieta perfumada y umbría
  • señoras que creen que la gente deja de escribir sobre Dios porque ahora se preocupan por los derechos de los homosexuales
  • encuentros vespertinos de piano y cuaderno
  • la diferencia entre enamorarse de personajes o enamorarse de personas o acertar con la historia
  • aprender sobre la vida leyendo entre líneas de las mentiras que la gente decide contar
  • el argumento de la altura utilizado a la vez por cincuentones y niñas de ocho años
  • señoritas que deciden aunar fuerzas en aras de la musicalidad
  • conversaciones sobre maternidad demasiado profundas como para mencionar a los hijos
  • gente con manojos de etiquetas listas para repartir
  • el cubículo correcto donde guardar un bolso
  • un lugar de la pampa de cuyo nombre no quiero acordarme
  • Leila Guerriero hablando de Madame Bovary como la novela en contra de sí misma, y leyendo un texto tan brillante como su entrevista a Aurora Venturini en Gatopardo
  • arsénico espumoso y mujeres de corazón negro
  • Marta Sanz y lo que asusta a los hombres es la sangre y el placer que no vacía
  • el placer no nos vacía porque siempre podemos enganchar un vagón más a este tren
  • lo mucho que hacía falta el Señor Lobo entre tantos hombres chupándose las pollas
  • los caminos inescrutables del chemtrail
  • bajar escalones hacia el mar
  • girarse y ver una estela en el cielo, y entender que detrás de esa huella en el azul está Bradbury y el lanzamiento del último cohete del verano

 

De postre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ava 

 

Imagen: Ava Gardner en el yate de Samuel Bronston en Mallorca, por Dennis Stock.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un menú oscurito

 

 

 

Hoy es un día así, de cuarto menguante, pero no por eso nos quedaremos sentadas en la caja del gato, rodeadas de moscas y oloretes, no.

Hemos contraído una obligación con los invitados y, aunque no vendrá Giotto a inmortalizar esto cual banquete de Caná, sí que hemos preparado un menú de batalla.

Hoy tenemos:

  • señoras gordas con abanicos golpeando el pecho en enfático mea culpa
  • el drama de la taza de té en verano
  • el ulular de los escritores
  • una armadura preciosa
  • la viuda que vive apartada del pueblo y hace debutar a los hombres jóvenes
  • el concepto del debut y la performance anxiety clavadita en tu bulbo raquídeo para siempre
  • el orgasmo popular y obligatorio
  • fingir para que el amante se sienta mejor, fingir constantemente, fingir que estamos vivos y que nos gusta
  • la mujer como responsable del desempeño del hombre
  • desempeño, tarea, performance, antifaz
  • la madre como responsable de la formación emocional del hombre
  • la indiferencia acerca de la madre como responsable de la formación emocional de otros seres
  • personas que saben que no es fácil ser sólo una persona sin etiquetar
  • gente que necesita saber, todavía, ya mismo, quién es straight y quién no por simple cuestión de logística y más que nada para no malgastar discurso de cortejo
  • peine, spray, bowling
  • penas redonditas y emplumadas como gallinazas
  • Gift, la película y (atención spoiler) la escena de la ducha
  • los muertos como responsables de autoerotismo asistido
  • amigos con nombre de héroe medieval
  • matar al dragón
  • la ondina del estanque
  • el goulasch no es un estofado y otras rebeldías
  • el ragú del C.O.D.O.
  • estambres y pistilos bien insertos en el tálamo
  • heridas empolvadas
  • coques de dacsa valencianes: llicsons (diente de león) y otras hierbas amargas, sofritas con aceite.
  • Pizzería La buena pala
  • James Coburn en Affliction
  • un día difícil no siempre es un día de furia
  • la furia es El sonido y la furia reeditado con párrafos diferenciados en technicolor y enterarse de que encima fue idea original de Faulkner, que se lamentaba porque la imprenta no estuviera avanzada hasta ese punto. ¿Y nuestras noches en vela? ¿Y la lectura febril yendo delante y atrás para dibujar la trama en un telar imaginario?
  • la furia es Hemingway y sus 138 finales alternativos. Sabés qué, Ernest, tanto iceberg y tanta escopeta y tanto acampar junto al río y al final no tenías ni puta idea, igual que todos los demás, goddammit. ¿Qué es esto? ¿Hemingway-elige-tu-propia-aventura?
  • el proceso creativo del mentor como responsable de la frustración y/o alivio del novato
  • chica ingenua con don de gentes estaría necesitando que se pongan las pilas con los mitos porque una ya no es adolescente y tanta bajada torpe del altar empieza a embarrarnos el campo de visión.

 

De postre:

 

 

Imagen: This is impossible, drawing by Justin Brown Durand.