Cuidados intensivos isleños

La declamadora venía con la zarpa herida, pero las maravillosas y colosales bandidas de Ulls Sadolls la cuidaron, mimaron y transportaron en palanquín. Tanto y tan bien que casi no se nota en las fotos la cojera y el globazo de ibuprofeno. Ellas son más grandes que cualquier droga conocida, eso sí. Y qué decir de los amigos que se acercaron. Los abrazos no se traducen bien en pantalla. Gracias a todas. Aquí comparto fotos alusivas.