Azúcar

 

 

Rellenar con azúcar de un frasco un azucarero. Cucharada a cucharada soy la dueña del azúcar. Blanca, aunque dice blanco en el paquete. Cucharada tras cucharada me tiembla la mano y derramo y cae y caigo. Parecen estrellas los puntos de azúcar sobre la madera oscura. Igual de incontables. Claro que podría ser Rainman, y descifrar de un golpe de vista la ecuación del azúcar, el secreto del universo, la cantidad de instantes dulces que hacen la vida potable. Cucharada tras cucharada me tiembla el contenedor y me derramo. Es plateada la cuchara y después se tira a la basura porque es de plástico. Metal de mentira. Cucharada a cucharada de mentira me tiembla el pulso y me derramo. Tengo anillos de plata ante los que nadie responde. Metal de verdad en dedos que, cucharada a cucharada, tiemblan y me vierten dentro de mí misma. ¿Cuántas horas me quedan de estas? ¿Cuántas horas buenas, cuántas edulcoradas por las cucharadas de verdad que cada tanto me digo al oído? Algunos temblores más tarde el azucarero está lleno de estrellas. Llamen a Dave Bowman. Díganle que sí, que acá también.

The-Sugar-Lab-l

Imagen: Escultura de azúcar por The Sugar Lab.