Categoría: papiroverba

¿Cómo os habéis quedado? Papiroverba. Se me inflama el hipotálamo de lindor.

Esa es la categoría que han elegido en Contraescritura para sus muy hermosos libros, y Saliva ya está allí, en preventa, listo para ser comprado con un click. Se envía a partir del 24 de septiembre, así que en sólo diez días comienza el rocknroll.

Agradezco a todos las muchas muestras de ánimo recibidas, el desparramo y el compartir. Esto ya no hay quien lo pare.

Pronto hablaremos de presentaciones y demás. Hasta entonces, salud.

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Cómo escribir una canción de amor adolescente

 

 

Hace unos meses, en medio del verano, La Chica que Quería Irse sucumbió ante una canción de amor adolescente. Con hermosa puntería, fue demoliendo sus defensas, una a una. No la conocía. Hay tantas cosas que no escuchó aún. Y entonces, de repente, Thirteen.
En Thirteen piden permiso para irte a buscar al cole, y a la pileta. Después de todo tienen trece años.
En Thirteen piden también permiso para querer. Enternece porque hace tiempo que las cosas no se hacen así.
Se embanderan, el rock n’ roll está aquí para quedarse, dicen. Cuéntale a tu padre lo que dijimos sobre Paint it black.
Resplandece el final. Brillan esas preguntas que todavía no sabe si son adolescentes o no.
¿Me dirías en qué estás pensando?
¿Serías un fugitivo por mi amor?

Pedir el gran gesto, la escapada. Fly fly away. Y retirarse sin rechistar si la respuesta es no.
I won’t make you.
Enternece porque ya no se acaban así las canciones.
A La Chica Que Quería Irse le gustó Forrest Gump y lloró mientras Jenny apedreaba la casa de su padre y caía como la Christina de Wyeth.
Se reconoció en su plegaria.
Good Lord, make me a bird so I can fly fly away.
¿Qué diferencia hay entre una plegaria y una canción?
Las mejores canciones, dicen sus amigos, necesitan un solo estribillo que no se repita nunca.
Las mejores canciones, dicen sus amigos, empiezan con un estribillo que se repite muchas veces.
Sí, y sí.
¿Y una canción que empieza y no se sabe cómo termina? ¿Y un recurso que fuera como el fade-out pero que no fundiera a negro? ¿Un efecto que no te llevara de la manito hacia el silencio? Un shine-on. Un flash-out. Un reverb-it-all, second star to the right, and straight on till morning.

Finde

Sirva este link a “Finde”, temazo de Doctor Martín Clavo, como cita o empapelado sonoro, ese término tan manoseado y pedante, al texto de hoy.

 

¿Cuántos días hacen falta para romper un hábito? ¿21 o 28? Si eran 28 me faltan 7. Un finde más.

Estos días me acordé de una de mis bandas favoritas españolas (esto de estar lejos de los Països Catalans me permite utilizar la palabreja con total impunidad). Doctor Martín Clavo, from nuestra Mallorca natal, como dice Alejo. DMC y su meteorito tranquilo. Tranquilo, no como otros. No como nosotros, que venimos tan agitaditos, tan ardidos, tan romputs. Háganse un favor y escuchen todo el disco, que habla del fin del mundo de los Amaya, de meteoritos sin cataclismos, de findes llenos de muertos vivientes. DMC están definitivamente en mi Top Ten de Spain.

Este finde descubrí a otra banda que entró directo a mi toptendespain (ese top ten cuyo primer puesto ocupará para siempre Chingaleros, y cuyo segundo lugar será siempre para Cannibales). Son The Government, son indescriptibles (a menos que les diga que son absolutamente vuelapelucas y que “lo” tienen. Los motherfuckers lo tienen, lo muestran y lo sacuden para que babeemos). Compren el LP, acaba de salir, es de Folc Records.

También tocaban Islas Marshall, que es nada menos que Cristiano Motocross descuajeringándose en la batería y un guitarrista que la rompe. Brutales y emocionantes. Me bailé la vida y mis huesos tristones lo agradecieron sobremanera.

Pero mi osamenta tuvo abrazos este finde, amigas hermosas que vienen de visita y me fortifican más que un suplemento de calcio. Y que ayudan a olvidar que una a veces se queda con cara de boluda mirando cómo se le va el tren y el abrazo.

Otra cosa que pasó el finde fue que, gracias a Grito Rock Madrid, me estrené en la ciudad con “Huesos floridos y otras mutaciones”, mi pequeño show de spoken word que consta de dos partes fijas y una articulación móvil. Las partes fijas son Flor negra y Abejas en orden. Y la articulación móvil a veces sale del Manual de Comportamiento para Gente Formidable y a veces no. Siempre sale todo de mí y mi neurosis, como la flor negra de mi coxis (ojito con la pronunciación, neurosis no rima con coxis; aquí nos haría falta Fernando Peña y su sexta pizza).

Y entonces fui y declamé e hice ademanes con las dos manos, ahora que me animé a soltar la mano del micrófono. No es en absoluto un dato menor. La primera vez que me atreví a dejar el micro en su lugar fue durante Versos de plástico, esa hermosa velada de Estación Spoken Word. Aquella noche, aunque canté durante un momento, pude separar mi personaje-cantante de la otra: dejé el micrófono en su pie.

Soltar la mano del micrófono es tan peligroso y traumático como ir en una bici sin rueditas por primera vez. No pude/quise hacerlo en 13 años de punkrock. Siempre sentí que dejar el micrófono en su pie al cantar era como soltar el mango de la sartén. Así iba, agarrándolo como abrazada a un rencor. Pero bueno, desde esa noche algo pasó. Por ende, de repente tengo dos manos para gesticular. Danger. Dónde me pongo.

Dónde me pongo. Ja.

Aquí les dejo unas imágenes de la matinée de sábado en Catharsis. Gracias a la hospitalidad de los catárticos (y la gente de Campo de la Cebada el viernes), y gracias a Irene La Sen y todos los Poetas del Grito. Piacere.

Y así voy, con esta locura de querer cambiar de hábitos haciendo lo mismo de siempre, como dice Clavo, porque me gusta y sabe bien.macky-catharsis-16feb2013

Canción de amor para hermana y Strummer

 

 


Este texto acaba de ser publicado en el número de enero de 2013 de la revista 
Agitadoras.

Te fuiste de casa el día que murió Joe Strummer. Cómo no vamos a acordarnos de él, cómo podíamos no llorarlo, si parecía que nos estábamos llorando a nosotros mismos. A esa falacia de familia feliz. Ninguna familia puede ser del todo feliz si le falta una hija que se va en medio de la noche sin saludar.

¿Te acordás que tenías un novio que te besaba con toda la boca? Yo los espiaba cuando él venía a visitarte. No es fácil besar así, no es fácil encontrarte con alguien que te haga echar la cabeza hacia atrás y mirar las nubes mientras los besos te descosen el cielo del paladar. No es fácil que funcione. No siempre tiene que ver con besos. En esa época no entendía nada. Creo que vos tampoco, pero se me ocurre que los besos de tu novio nos funcionaban justamente porque ninguna de las dos entendía nada, y porque vos te abrías entera a él, agradecida y sin pensar en el precio de dejarse besar así.

El amor que se tenían tu novio y vos me descosía mi propio paladar, y otras junturas del cráneo. Hacía aparecer ranuras más allá de las obvias.

Tuvieron muchas canciones de amor, tu novio y vos. Ninguna era de The Clash. Pero se murió Joe y pareció que nos habían robado a un hermano. Lloré por vos, tal vez Joe Strummer era más hermano tuyo que mío. Lloré como el día en que mataron a la perra. Fuiste vos la que me dio la noticia. Te abrazaste a mí y lloraste diciéndome que habían matado a la perra. Los actos irreversibles de esta vida no admiten eufemismos ni explicaciones.

Tengo que poner música festiva de fondo para escribir esto. Lo suyo sería escuchar The Clash a morir, pero tengo miedo de lo que pueda hacerme la voz de Joe ahora.

Cuando escuchábamos a The Clash vos me enseñaste a oír un millón de cosas, no sólo la voz de Strummer. Desde luego estaba toda la batería de Topper, los mil pases mágicos, los contrapuntos sorprendentes de Simonon, los arreglos y la voz de Mick Jones, derroche de estilo y clase. Pero era Joe el que se moría mientras vos te ibas de casa.

Por la película nos enteramos que, justo antes de su muerte, envió felicitaciones de Navidad pintadas por él, con barcas e islas, pasajeros en barca llevando fogatas portátiles, acercándose a un fuego central.

Durante muchos años la música fue nuestro fuego. Puede que todavía lo sea. Y pese a la emoción y al indiscutible efecto aglutinante, hoy sé que es una trampa horrible. Vos te fuiste sin dejar una carta, un saludo, mucho menos una postal pintada a mano.

¿Tiene sentido escribirte esto, tantos años después? ¿Por quién lloro, me pregunto?
Tal vez es porque nunca nos despedimos como corresponde, o tal vez se estén mezclando demasiadas cosas. Tal vez el veneno no esté sólo en la dosis, sino en la mezcla, en la combinación.

Era la banda más hermosa del mundo, dijo alguien. La puesta en escena, dijo otro. Porque tenían todos piernas largas que vibraban a la vez, dijo una chica. Puede que la chica haya sido yo.
Hay algo irresistible en tres hombres con mástiles y piernas largas vibrando a la vez.
Hoy vibra todo al unísono. La música como núcleo, tus piernas largas, llorar a un músico al que quisiste como a un novio, como a un hermano.

Una puede querer a muchos hombres, como novios y como hermanos, incluso a la distancia. Tiene que ver con haber sido otra y recordarme así todavía, como una chica que miraba todo por primera vez. Tiene que ver con haber tenido una hermana que me tiraba del pelo de vez en cuando, para que no me distrajera, para que estuviera atenta.

Tiene que ver con la generosidad del novio de la hermana, que comparte un porro y su milagroso efecto realzador del estéreo, y te hace escuchar hi-hats y susurros y respiraciones que antes no habías percibido y que, por ende, comenzaban a existir en ese momento. Tiene que ver con un estado de ánimo, propio de la juventud, que te lleva a tener grandes discusiones por el contenido de una estrofa, por la acentuación de un verso.

Y de repente pasaron diez años sin Joe Strummer, y todo está tan fresco como si me hubieran pintado el corazón con témpera hace un minuto.

Me caeré si alguien no me agarra fuerte. Por eso este texto. Tal vez no seas vos la indicada para sostenerme, después de tanto tiempo. Pero siempre estará Joe en los auriculares, cantándonos al oído. Es el consuelo de los que no sabemos caminar sin música, de los que escuchamos siempre lo mismo. A veces uno es tan frágil que no puede permitirse ciertos desajustes. Y cambiar de canción, cambiar de disco es un acorde en falso que en determinados momentos se paga con la vida.

Al fin y al cabo somos los que necesitamos tener siempre a mano la misma playlist amable, una que nos ayude a seguir pisando firme y que no nos haga zozobrar cuando alguien nos hace acordar de los lazos fraternales, de los perros que han caído por aquello que entendemos como amor, por nuestra versión minúscula e insignificante del amor.

 R-101 JOE STRUMMER KISS ON CAR_Gruen

 

Editado para agregar: encontré esta foto de Joe & Gaby, por Bob Gruen, después de escribir el post. No la conocía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Menú de lunes ovárico

 

Hoy es lunes y tenemos un menú especialmente pensado para nutrir el sistema sexual femenino, pero no por ello contraindicado para varones u otros entes con aspiraciones ováricas más o menos literales.

Sin más demora, entonces, nuestro personal de sala irá pasando con bandejas para que ustedes elijan y disfruten.

(No se llenen que también hay postre y después se quejan de que no les entra el traje de natación sincronizada)

De entrante:

  • niñas confinadas a rincones sombríos y pintadas de verdín
  • tomates floridos, pero floridos en catalán
  • el verano que nos come y nos magulla
  • amantes que nos regalan melones, sin importarles lo mucho que nos desalienta su olor a oscuro fracaso veraniego
  • una lista dentro de otra lista: una lista de todos los músicos que llevan el nombre de Keith y que nos alegran la vida desde el más allá o el más o menos aquí
  • la imagen de las voces mentales de los miles de lectores de Champawat, susurrando en interiores craneanos alrededor del globo una lista atropellada de Keiths
  • la invitación al juego como proa destructora de icebergs
  • la invitación al juego como pasaporte a una lista negra indeleble
  • la adicción al visionado de cuerpos atléticos una vez cada cuatro años
  • escritura de encendida misiva al comité internacional proponiendo el desplazamiento en silla giratoria y lanzamiento de teclado contra monitor como disciplina olímpica

Seguimos con:

  • las expectativas ante todo
  • voluntarios vestidos de sargentos pimienta fluorescentes
  • señora británica que afirma que está cansada de escuchar Hey Jude en todos los bautizos y comuniones
  • 8 segundos de Rolling Stones
  • 8 segundos como tiempo suficiente para llegar al orgasmo
  • Lewis Carroll y Duran Duran
  • enfermeras vestidas con trajes azules y delantales blancos como Alicia filtrada por Disney
  • el universo filtrado por Disney
  • la sorpresa de las señoras mayores al constatar que la bobalicona de la Sirenita o la políticamente correcta Pocahontas califican como heroínas Disney ante baluartes como la princesa Aurora
  • D.Y.S.O. y un verso sobre Scar que me gustaría recordar siempre
  • jugar a competir y su efecto sobre el dolor psíquico
  • la malquerida que adquiere rivales – una telenovela
  • lavar la ropa por tandas, no ya de colores, sino de estampados similares
  • metros y metros de sogas de tender la ropa con prendas a rayas
  • el libro de autoayuda forrado para salvaguardar el honor en el tren
  • piedras intracorporales: el concepto
  • el magma que crea vs el magma que destruye
  • El arrecife de coral como estructura viviente
  • amores que lastiman más que el coral, amores frágiles como corales frágiles, amores en peligro de extinción, amores engarzados para lucir sobre la piel

De postre:

  • Strawberry Fields Forever (con crema pastelera al cardamomo)
  • Lips Like Sugar
  • Some Candy Talking
  • quesillo de cabra con miel de caña
  • aceite de onagra

 

 

 

 

Imagen: Femme Fatale, illustration by Matou en Peluche.